Introducción
El término sarcopenia significa la pérdida progresiva de masa muscular y la consiguiente disminución de la fuerza; además de la reducción de la masa muscular, también se produce un empeoramiento de esta última porque:
- el músculo es reemplazado lentamente por tejido adiposo (grasa),
- las uniones entre las fibras musculares y nerviosas (unión neuromuscular) tienden a degenerarse,
- Aumenta el estrés oxidativo en las fibras musculares.
Hay 2 tipos de fibras musculares:
- Las fibras musculares tipo 1, también llamadas rojas, se contraen y se liberan lentamente. Estas fibras tienen un bajo poder pero una alta resistencia a la fatiga, por lo que están involucradas en acciones de poca entidad y de larga duración como el mantenimiento de la postura (juegan un pequeño papel en el desarrollo de la sarcopenia).
- Las fibras musculares de tipo 2 se contraen y se liberan más rápido y participan en esfuerzos de potencia rápidos.
En los jóvenes sanos, el 30% del peso corporal está representado por músculos, el 20% por tejido adiposo y el 10% por huesos. Los músculos son responsables del 50% de la masa corporal magra y aproximadamente el 50% del contenido total de nitrógeno corporal. A los 75 años, los músculos constituyen aproximadamente el 15% del peso corporal, el tejido adiposo el 40% y los huesos el 8%. Por tanto, la mitad de la masa muscular desapareció debido a la sarcopenia. Fuente: MSD
La sarcopenia es, por tanto, un proceso fisiológico que comienza después de los 30 años y luego avanza más rápidamente una vez superados los 70 años; sigue una pérdida de fuerza igual al 20% en 60 años y al 50% en 80 años.
Finalmente, se reconoce una forma patológica que ocurre después de una inmovilidad prolongada, por ejemplo, después de un yeso.
La sarcopenia, como proceso fisiológico, no se puede curar, pero es importante frenar su avance (mediante la actividad física y una nutrición adecuada) para evitar que esta afección degenere rápidamente en un síndrome de fragilidad del anciano con la consiguiente discapacidad.
Por tanto, el objetivo del médico y del propio paciente es preservar la mayor autonomía posible, a fin de reducir el riesgo de aparición de un síndrome depresivo.

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Causas
Las causas de la sarcopenia patológica incluyen:
- actividad física reducida,
- reducción de la ingesta de proteínas a través de la dieta,
- aumento del requerimiento de proteínas,
- enfermedades que causan malabsorción intestinal (por ejemplo, diverticulitis o enfermedad inflamatoria intestinal crónica, como enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa )
- deficiencia de hormonas anabólicas (es decir, las responsables del crecimiento de la masa muscular), como la testosterona y la hormona del crecimiento.
En general, se reconoce una combinación más o menos variable de los factores enumerados en el origen de la enfermedad.
Síntomas
Los síntomas de la sarcopenia incluyen:
- atrofia muscular (visible como una reducción del volumen muscular),
- sensación de debilidad,
- fatiga persistente,
- dificultad para mantener la postura con tendencia a las caídas,
- paso lento,
- disminución de la fuerza,
- capacidad reducida para realizar las actividades diarias normales y esto puede conducir a la depresión .
El grado de gravedad del trastorno está determinado esencialmente por dos factores:
- la cantidad inicial de masa muscular inicial,
- tasa de pérdida de masa.
Numerosos estudios han asociado la sarcopenia con consecuencias aún más graves a largo plazo:
- calidad de vida reducida,
- aumento del riesgo cardiovascular, especialmente en pacientes con discapacidad concomitante,
- aumento de la discapacidad debido a la movilidad reducida y la baja autonomía,
- aumento de la fragilidad en los ancianos.
Diagnóstico
El sello distintivo de la sarcopenia es la pérdida de masa muscular (masa magra), pero este cambio puede ser difícil de detectar debido a factores como
- obesidad,
- cambios en la cantidad de masa grasa,
- desarrollo de edema (acumulación de líquido).
Por esta razón, los cambios en el peso , la circunferencia de las extremidades o la cintura no son indicadores fiables de cambios en la masa muscular.
Para hacer un diagnóstico de sarcopenia son necesarios
- anamnesis (recopilación de factores de riesgo a través de una serie de preguntas médico-paciente)
- y examen físico (examen médico),
a lo que se añaden algunas pruebas que, además de establecer la presencia o ausencia de la enfermedad, son fundamentales para establecer el grado de gravedad:
- DEXA (examen que utiliza rayos X para distinguir la masa grasa de la masa magra. La cantidad de rayos X utilizados es mínima, por lo que no hay problemas para repetir el examen en el tiempo);
- Prueba de velocidad de marcha (esta prueba se realiza invitando al paciente a caminar a velocidad normal durante unos 5-6 metros y se evalúa el tiempo de marcha de esta distancia);
- Prueba de fuerza de agarre manual (se le pide al paciente que apriete un instrumento llamado dinamómetro lo más fuerte posible. Se evalúa la fuerza de ambas manos).
Los parámetros útiles para el diagnóstico de sarcopenia son:
- Masa muscular al menos dos desviaciones estándar más baja (un índice estadístico que se usa a menudo en medicina) que el promedio en la población adulta (según la evaluación de DEXA).
- Velocidad de marcha inferior a 0,8 metros por segundo.
- Fuerza de agarre manual inferior a 20 kg en mujeres y 30 kg en hombres.
Los resultados también nos permiten definir el grado de gravedad:
- Si un sujeto solo tiene una reducción de la masa muscular, se denomina «presarcopenia»,
- si bien a esto se le suma una alteración de una de las otras dos pruebas (prueba de marcha o fuerza de agarre manual), se entra en la esfera de la “sarcopenia”.
- Si se alteran ambas pruebas, se denomina «sarcopenia grave».
Tratamiento y prevención
La sarcopenia es un proceso fisiológico y, por ello, no existe una cura definitiva para ella. Sin embargo, es posible ralentizar este proceso principalmente mediante un enfoque combinado que incluye:
- Una nutrición adecuada , algunos estudios han demostrado que se requieren al menos 1,2 g de proteína por kilogramo de peso corporal por día para proteger a los ancianos del riesgo del día). Las proteínas (también y sobre todo de origen vegetal) deben ir acompañadas de otros macro y micronutrientes como fibras , ácidos grasos, sales minerales, vitaminas, hierro y ácido fólico .
- Actividad física de brazos, piernas, hombros, espalda, pecho y abdomen, que se realizará al menos 2 o 3 veces por semana y que incluya ejercicios tanto de fuerza como de potencia.
- Integración : Algunos estudios han investigado la posible utilidad de los complementos alimenticios (principalmente proteínas y / o aminoácidos), a menudo en combinación con una actividad física adecuada.
Actualmente no existen medicamentos específicos para el tratamiento de la enfermedad; Se han estudiado tratamientos hormonales, por ejemplo basados en testosterona, pero en general la relación riesgo-beneficio no se considera favorable.
A través de un diagnóstico y una intervención oportuna, la sarcopenia se puede controlar correctamente, siempre que el paciente sea cooperativo y siga las instrucciones del médico con compromiso y constancia.
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