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Introducción
Un hidrocele es una acumulación de líquido dentro del saco escrotal, la estructura anatómica que contiene los testículos.
El líquido puede rodear solo uno o ambos testículos (hidrocele bilateral), causando la típica hinchazón en el escroto; Aunque la afección es mucho más común en niños, también puede ocurrir en hombres adultos; las dos formas se clasifican de la siguiente manera:
- primaria, frecuente en edad pediátrica,
- secundaria, típica de la edad adulta, después de los 40 años.
El hidrocele se manifiesta con síntomas testiculares típicos:
- hinchazón de uno o ambos testículos,
- enrojecimiento y dolor,
- sensación de malestar y peso.
Incluso el cambio más pequeño en la estructura o forma del testículo siempre debe investigarse a fondo; el médico, sobre la base de la historia y el examen físico, plantea una sospecha diagnóstica de una posible patología, que luego puede confirmar con la ayuda de pruebas instrumentales.
El tratamiento del hidrocele se basa en la remoción de la causa que provocó su formación, permitiendo en estos casos una reabsorción en unos días. Si el tamaño es ahora tal que impide la reabsorción completa, puede elegir entre dos opciones terapéuticas:
- aspiración de exceso de líquido, pero con alto riesgo de recurrencia,
- Escisión quirúrgica del hidrocele (hidrocelectomía).
El pronóstico es excelente, ya que en la base del problema casi siempre existen patologías de fácil resolución; el pronóstico empeora si la causa del hidrocele es un tumor bastante grande que afecta al testículo o que ya ha hecho metástasis .

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Causas
El hidrocele es una enfermedad relativamente frecuente en la población; ocurre en el 98% de los casos en el sexo masculino, mientras que en el sexo femenino, aunque no existe escroto, es posible identificar el análogo anatómico y la patología se denomina «hidrocele del conducto de Nuck».
En el 25% de los casos, el hidrocele es de tipo congénito primario y ocurre en el recién nacido; en el resto de casos se presenta en el adulto en forma de hidrocele secundario por diversas causas.
Hidrocele primario
Es un tipo congénito de hidrocele que ocurre en el recién nacido desde el nacimiento. También se le llama hidrocele comunicante y se debe a la falta de cierre del proceso vaginal, por lo que existe una comunicación entre la cavidad abdominal y la escrotal.
En esta forma de hidrocele también se asocia muy a menudo con una hernia inguinal (pérdida de un intestino abdominal, generalmente un asa intestinal, que se localiza a nivel inguinal).
Esta forma de hidrocele tiene una característica peculiar: debido a la comunicación entre la cavidad abdominal y escrotal, el volumen del hidrocele aumenta progresivamente durante el día debido a la gravedad que favorece el descenso del líquido al nivel escrotal, y disminuye durante la noche a medida que el líquido regresa parcialmente a la cavidad abdominal.
Hidrocele secundario
Es una forma típica del adulto, que aparece especialmente después de los 40 años, y puede deberse a varias causas:
- trauma local,
- procesos infecciosos o inflamatorios que afectan el testículo o el epidídimo,
- radioterapia local,
- hernia inguinal,
- oclusión o compresión del cordón espermático,
- quistes o tumores testiculares .
Síntomas
Los principales síntomas del hidrocele se presentan a nivel testicular y son:
- hinchazón de uno o ambos testículos,
- dolor y enrojecimiento,
- sensación de malestar y peso ,
- dificultad para palpar el testículo,
- distrofia cutánea,
- trastornos de la micción.
Muy raramente también podremos observar:
- oligospermia (baja producción de esperma),
- infertilidad ,
- pérdida de libido e impotencia,
- función sexual alterada.
Cabe recordar que tan pronto como se aprecia una pequeña hinchazón del testículo tanto en el adulto como en el niño, se debe consultar de inmediato a un médico, a fin de tener un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado.
Diagnóstico
El diagnóstico comienza con una historia clínica cuidadosa y un examen físico completo. Especialmente este último resaltará una hinchazón tensa, no sólida, con la imposibilidad de palpar el testículo debido a la masa líquida que lo rodea. El examen físico es ayudado por el uso de transiluminación. Este procedimiento se realiza en un ambiente con poca luz, colocando una pequeña fuente de luz detrás del escroto y asistiendo así en dos posibles escenarios:
- transiluminación positiva: si el escroto está ocupado por un líquido claro, verá la luz brillando en el lado opuesto;
- transiluminación negativa: la luz no atraviesa el escroto y esto excluye la posibilidad de hidrocele, pero se buscarán otras causas como una masa sólida indicativa de neoplasia.
El proceso diagnóstico finaliza con la ecografía escrotal, que puede confirmar la sospecha de hidrocele resaltando su aspecto hipoecoico. La ecografía también es importante para descartar la presencia de masas sólidas que puedan indicar la presencia de un tumor. En el caso de naturaleza dudosa del hidrocele, es posible proceder a la cirugía, para luego proceder con un análisis preciso del material extraído y así excluir otras patologías.
Diagnóstico diferencial
El hidrocele se caracteriza fundamentalmente por tumefacción testicular y este signo se encuentra en muchas otras patologías con las que se debe realizar un diagnóstico diferencial preciso:
- Varicocele : dilatación de las venas testiculares para formar varices.
- Espermatocele: cavidad quística que contiene líquido espermático en el testículo o epididmo.
- Epididimitis y orquitis : inflamación del epidídimo y testículos.
- Hernia inguinal-escrotal: fuga de una víscera abdominal, generalmente un asa intestinal, que se localiza a nivel inguinal, pudiendo en ocasiones desembocar en el interior del escroto.
- Torsión funicular : rotación alrededor de su eje del cordón espermático, una estructura que contiene los vasos sanguíneos del testículo y el conducto espermático que transporta los espermatozoides.
- Tumor testicular : en la mayoría de los casos benigno.
- Hematocele: acumulación de sangre en la cavidad escrotal.
- Filariasis por Wurcheria bancrofti: infección por nematodos parasitarios típica de los países tropicales.
Cuidado
En la mayoría de los casos, el hidrocele no es peligroso e incluso puede no recibir tratamiento, ya que se reabsorbe por sí solo en unas pocas semanas.
En el niño, es posible que el hidrocele no se reabsorba de forma autónoma, en cuyo caso el exceso de líquido debe drenarse y el defecto en el conducto peritoneo-vaginal permanece permeable corregido. Si coexiste una hernia inguinal, también debe tratarse con prontitud.
En adultos, se debe eliminar la causa desencadenante del hidrocele y, en caso de no reabsorción, se elige lo siguiente:
- aspiración de exceso de líquido, pero con alto riesgo de recurrencia,
- Escisión quirúrgica del hidrocele (hidrocelectomía).
La aspiración del líquido también suele implicar el intento de provocar una esclerosis de la cavidad vaginal dentro del escroto con sustancias como el ácido acetilsalicílico o la rolitetraciclina, que induciendo una fibrosis reactiva provocan su cierre.
Intervención
La hidrocelectomía es un procedimiento quirúrgico realizado bajo anestesia total o local, con eversión de la túnica vaginal, lo que reduce considerablemente el riesgo de recurrencia de recaídas.
Puede ser necesaria una cirugía para reparar / drenar un hidrocele si causa dolor, una infección grave o la acumulación de líquido se vuelve excesiva; un hidrocele grande puede resultar embarazoso desde el punto de vista estético, pero sobre todo puede evolucionar más fácilmente a complicaciones (por ejemplo, debido al efecto de compresión sobre las estructuras adyacentes).
Desde un punto de vista práctico, la operación implica un corte en el escroto, o en la zona de la ingle cerca del escroto, para permitir que el líquido acumulado drene; se considera una cirugía menor y el paciente puede irse a casa el mismo día.
Después de la operación, puede aparecer dolor, que, sin embargo, generalmente se maneja de manera efectiva con analgésicos recetados y compresas frías, especialmente útiles en las primeras 24 horas.
La hinchazón puede tardar hasta 2 o 3 meses en reabsorberse por completo.
Fuentes y bibliografía
- “Enfermedades de los riñones y del tracto urinario” – FP Schena, FP Selvaggi, L. Gesualdo, M. Battaglia. Ed. McGraw-Hill – cuarta edición
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