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Introducción
La artritis séptica es una condición caracterizada por la inflamación de una articulación, cuya causa debe buscarse en una colonización por un germen patógeno (muy a menudo una bacteria); este proceso conduce a la formación de pus y, a largo plazo, a la destrucción articular con importantes repercusiones en cuanto a morbilidad.
Dependiendo del número de articulaciones afectadas hablaremos de:
- forma monoarticular, si afecta a una sola articulación, en el 90% de los casos,
- forma poliarticular.
Las articulaciones más frecuentemente afectadas son las más grandes y vascularizadas:
- hombro,
- rodilla,
- cadera,
- la columna vertebral,
- muñeca,
- tobillo.
Los agentes responsables son principalmente bacterias, como:
- Staphylococcus Aureus (80% de los casos),
- Haemophilus influenzae ,
- Neisseria gonorrhoeae,
- Pseudomonas, especialmente en drogadictos y pacientes con sida .
Más raramente, la artritis séptica es causada por hongos (Candida) o virus (por ejemplo, los virus de la hepatitis y la rubéola ).
Los principales síntomas de la artritis séptica son:
- dolor que aumenta con la presión digital,
- limitación de movimientos,
- hinchazón y enrojecimiento de la articulación afectada,
- fiebre y malestar general,
- abscesos articulares.
El diagnóstico es principalmente clínico, basado en el reconocimiento de los principales signos y síntomas; Los análisis de sangre muestran un aumento de los índices inflamatorios, mientras que desde un punto de vista instrumental pueden ser necesarios:
Finalmente, la artrocentesis permite recolectar el líquido sinovial infectado, cuya prueba de cultivo permite caracterizar el principal agente causal.
El tratamiento de la artritis séptica implica el uso de antibióticos y antiinflamatorios y, en algunos pacientes, se requiere el drenaje quirúrgico de la articulación.
Lamentablemente, la artritis séptica es una enfermedad especialmente grave si no se trata con prontitud y eficacia, lo que conlleva el riesgo de deformidad y limitación permanente de la movilidad de las articulaciones afectadas; si la infección se propaga sistémicamente existe riesgo de sepsis y shock séptico, eventos asociados con una alta tasa de mortalidad.

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Causas
Desde el punto de vista etiológico, los agentes responsables de la artritis séptica pueden ser:
- Bacterias
- Staphylococcus Aureus, el único responsable de alrededor del 80% de todas las artritis infecciosas,
- Haemophilus influenzae, especialmente en niños menores de 2 años no vacunados,
- Pseudomonas aeruginosa, típicamente en drogadictos y pacientes con SIDA o con una reducción significativa de las defensas inmunológicas,
- Gonococcus, responsable de la forma típica de artritis gonocócica, menos grave que las otras formas bacterianas,
- Mycobacterium, un microorganismo que causa artritis y osteomielitis en el caso de tuberculosis (enfermedad de Pott),
- Brucella (la artritis brucelar es una zoonosis , que es una enfermedad contraída por animales infectados),
- Treponema pallidum, el agente responsable de la sífilis ,
- Borrelia burgdorferi, responsable de la enfermedad de Lyme .
- Virus
- Virus de la hepatitis B (VHB)
- Virus de la rubéola,
- Virus de las paperas ,
- Otros virus.
- Hongos
- Candida albicans (el mismo microorganismo responsable, por ejemplo, de la candida vaginal ).
Los patógenos pueden llegar a varias articulaciones de varias formas:
- Por vía hematógena, es decir, a través de la sangre; esta es la condición más frecuente que ocurre
- en drogadictos que usan drogas intravenosas,
- en caso de endocarditis u otras enfermedades infecciosas que afecten a otros órganos.
- Extensión de la infección de un proceso cercano (infección muscular, bursitis u osteomielitis),
- inoculación directa, para fracturas abiertas o cirugía ortopédica.
Factores de riesgo
La aparición de artritis séptica se ve favorecida por la presencia de enfermedades articulares preexistentes, espontáneas (como la gota) o no (como la artritis reumatoide); Entre los otros numerosos factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de la enfermedad recordamos:
- edad avanzada mayor de 50-60 años,
- diabetes y alcoholismo ,
- enfermedades infecciosas sistémicas,
- estado de sepsis,
- reducción de las defensas inmunitarias frente a enfermedades crónicas, neoplasias, sida, uso de inmunosupresores,
- adicción a las drogas con uso de drogas intravenosas,
- artrocentesis previa o cirugía articular,
- osteomielitis,
- endocarditis bacteriana (infección de las válvulas cardíacas y el endocardio),
- fracturas abiertas de huesos.
Síntomas
Las articulaciones más frecuentemente afectadas por la artritis séptica son las más grandes y vascularizadas:
- hombro,
- rodilla,
- cadera,
- la columna vertebral,
- muñeca,
- tobillo,
- codo.
La artritis séptica se caracteriza por los siguientes síntomas y signos clínicos:
- dolor localizado con enrojecimiento e hinchazón de la articulación afectada que parece caliente al tacto,
- limitación funcional de la articulación afectada,
- fiebre, astenia y malestar generalizado,
- acumulación de pus (piartro),
- formación de abscesos que se extienden a tejidos contiguos.
Las complicaciones de la artritis séptica pueden ser bastante graves:
- Degeneración del cartílago en las primeras 48 horas de la infección, que puede resultar en la destrucción del tejido sinovial.
- distensión de la cápsula articular con dislocación patológica de los segmentos óseos articulares,
- empiema articular (acumulación de pus intraarticular).
Diagnóstico
El diagnóstico comienza con una historia clínica detallada, una especie de entrevista clínica que permite al médico reconstruir la historia clínica reciente y pasada del paciente; la anamnesis también permite destacar la presencia de factores de riesgo más o menos importantes en la patogenia de la artritis séptica.
El examen físico permite describir los signos y síntomas clínicos reportados por el paciente; un examen físico cuidadoso puede orientar inmediatamente al médico hacia el diagnóstico de artritis infecciosa.
Los análisis de sangre muestran el aumento de los índices de inflamación, es decir
- leucocitosis (aumento de glóbulos blancos),
- plaquetas (aumento de plaquetas),
- aumento de la ESR y la proteína C reactiva .
La radiografía es uno de los exámenes instrumentales de primer nivel que se solicita con mayor frecuencia; sin embargo, en las primeras etapas de la infección, las lesiones pueden no ser visibles. Con el tiempo, por otro lado, se pueden apreciar diferentes signos de artritis, como
- distensión de la cápsula,
- inflamación de los tejidos blandos periarticulares,
- la disminución del espacio articular
- y erosiones óseas.
La tomografía computarizada y la resonancia magnética son exámenes de segundo nivel que son particularmente útiles en formas de artritis que afectan el esqueleto axial, es decir, la columna vertebral, las caderas o las rodillas.
La l ‘ artrocentesis es un procedimiento quirúrgico que permite la extracción, mediante una jeringa especial, del líquido sinovial con fines diagnóstico-terapéuticos (el líquido sinovial es un líquido presente en el interior de la articulación). El análisis microbiológico del líquido sinovial permite rastrear el agente causal responsable de la artritis, permitiendo la prescripción de antibióticos más específicos y efectivos.
En caso de artritis séptica es necesario un diagnóstico diferencial cuidadoso, especialmente con:
- artritis no infecciosa, como artritis reumatoide ,
- artrosis ,
- osteomielitis, aunque a menudo las dos condiciones patológicas pueden coexistir,
- artritis gotosa, o en el curso de la gota , debido a la acumulación de ácido úrico,
- artritis reumatoide juvenil idiopática.
Remedios y tratamiento
El tratamiento de la artritis séptica implica principalmente el uso de antibióticos intravenosos en dosis altas; si se utiliza inicialmente la terapia empírica, se vuelve más específica a medida que se dispone de los resultados del antibiograma.
La duración del tratamiento con antibióticos no es inferior a 6 semanas.
La articulación afectada debe mantenerse en reposo mediante inmovilización; después de 2-3 días de terapia, si la evolución es buena, se puede comenzar con la movilización pasiva y finalmente activa de la misma.
Desde el punto de vista quirúrgico puede ser necesario realizar un drenaje de la articulación, con el fin de eliminar cualquier material purulento que se haya acumulado; otra ventaja del drenaje articular es la mayor eficacia de la terapia con antibióticos en sí.
Fuentes y bibliografía
- Harrison – Principios de Medicina Interna Vol. 1 (17 Ed. McGraw Hill).
- MedScape