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Introducción
La alveolitis dental, también llamada alveolitis posextracción o alveolitis seca, es una inflamación del alvéolo, que es la cavidad en la que residen las raíces de los dientes. Es una de las diversas complicaciones que pueden presentarse tras la extracción de un diente, debido a una alteración de la coagulación sanguínea y, en consecuencia, una anomalía en el proceso de cicatrización local.
Es una patología rara, con una incidencia que va del 1-4% y con un pico máximo en el caso de que la muela afectada sea el tercer molar, que es la muela del juicio .
Los signos y síntomas de la alveolitis comienzan de dos a cuatro días después de la extracción del diente e incluyen:
- dolor local intenso que se irradia principalmente a la oreja y el cuello,
- enrojecimiento e hinchazón de las encías,
- halitosis;
en casos severos también pueden aparecer
- Hichazon facial,
- linfadenopatía ( agrandamiento de los ganglios linfáticos locorregionales).
La terapia consiste en la eliminación por parte del odontólogo de los depósitos en correspondencia con el alveolo y el uso de antisépticos locales, en asociación con
- correcta higiene bucal por parte del paciente,
- un uso sistémico de analgésicos y antiinflamatorios .

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Causas
Las causas responsables de la alveolitis son en gran parte desconocidas, pero se cree que ocurre cuando el proceso de coagulación en el sitio de extracción del diente no se desarrolla adecuadamente o cuando el coágulo se disuelve antes de que la herida haya cicatrizado, posiblemente debido a contaminación bacteriana o trauma.
Tras la operación de extracción suele desencadenarse un proceso de coagulación (como en cualquier herida) con la función de proteger las estructuras subyacentes (huesos, terminaciones nerviosas, …); si algo en esta fase no avanza correctamente, los tejidos quedan expuestos a la acumulación de restos de comida y otro material, el tejido se inflama y provoca la aparición de los síntomas de la alveolitis.
Esta condición es la complicación más común de las extracciones dentales, como la extracción de las muelas del juicio.
También se han identificado varios factores que pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad:
- Los traumatismos y las dificultades durante la extracción del diente , asociados con una experiencia quirúrgica reducida por parte del operador, pueden aumentar la respuesta inflamatoria.
- Tercer molar mandibular: una mayor densidad ósea junto con una menor vascularización, hacen que las muelas del juicio sean las más susceptibles a desarrollar esta patología.
- Enfermedades sistémicas : los pacientes inmunodeprimidos, como los pacientes diabéticos , por ejemplo, tienen un mayor riesgo.
- Anticonceptivos orales : los estrógenos contenidos en el fármaco parecen ser capaces de aumentar la lisis del coágulo.
- Tabaquismo : existe una fuerte correlación entre el tabaquismo y la alveolitis dental. También se ha informado de una relación dependiente de la dosis entre el tabaquismo y la aparición de la enfermedad. Esto podría deberse a la presencia de sustancias contenidas en el cigarrillo, como la nicotina, que reducen la disponibilidad de oxígeno, alteran el sitio quirúrgico y favorecen el desarrollo de la enfermedad.
- Higiene bucal insuficiente : Numerosos estudios apoyan esta hipótesis, basados en el hecho de que estos pacientes suelen presentar infecciones bacterianas preexistentes como pericoronitis o enfermedad periodontal avanzada. Se han aislado e identificado algunos organismos responsables, incluidos Actinomyces viscosus, Streptococcus mutans y Treponema denticola, lo que ralentiza el proceso de curación.
- Edad del paciente: La literatura sostiene que cuanto mayor es el paciente, mayor es el riesgo de desarrollar alveolitis. Un estudio sostiene que la extirpación del tercer molar mandibular debe realizarse antes de los 24 años, especialmente en pacientes mujeres, ya que el riesgo de complicaciones posoperatorias aumenta drásticamente con la edad.
- Alveolitis previa : existe un mayor riesgo si ha habido episodios similares en el pasado.
- La radioterapia dirigida a los huesos maxilares y mandibulares provoca muchos cambios en el tejido, lo que resulta en una disminución del flujo sanguíneo y un mayor riesgo de desarrollar posteriormente alveolitis dental.
Síntomas
Los síntomas de la alveolitis suelen aparecer a los pocos días de la extracción del diente, tras la pérdida parcial o total del coágulo de sangre.
El dolor es intenso y persistente, especialmente durante la noche; si se localiza inicialmente, posteriormente tiende a irradiarse al oído, a la sien, donde discurre el nervio trigémino , al ojo ya lo largo del cuello.
A veces, la cavidad alveolar está vacía y seca (de ahí el nombre de alveolitis seca) con el hueso claramente visible. Las áreas circundantes estarán rojas e hinchadas (edematosas).
Asociado a estos, el paciente también puede quejarse de halitosis y una sensación desagradable en la boca del paciente.
Aunque en menos casos, también puede desarrollar
- temperatura
- y linfadenopatía laterocercival, que es un agrandamiento de los ganglios linfáticos locorregionales.
Diagnóstico
El diagnóstico de la alveolitis dental se basa principalmente en la clínica y, en consecuencia, en los síntomas del paciente, seguido de una cuidadosa inspección de la cavidad oral por parte del especialista.
Un aspecto importante a evaluar para poder diferenciar la alveolitis de otras patologías similares es el momento de aparición de los síntomas, que suelen aparecer de 2 a 4 días después de la cirugía, como muy tarde dentro de una semana. Tras la inspección, la encía que rodea el alvéolo parece enrojecida, hinchada y rara vez hay secreción purulenta.
Tras la aspiración del material superpuesto, derivado de los restos de alimentos y responsable de la halitosis, el hueco queda vacío. A la palpación el dolor evocado es muy intenso.
Diagnóstico diferencial
La clínica no siempre es suficiente para formular un diagnóstico correcto; en este caso es necesario recurrir a una radiografía , pudiendo distinguir los diferentes problemas dentales. En particular, es posible utilizar una radiografía periapical que permite identificar numerosas anomalías como quistes, granulomas o abscesos o una radiografía panorámica (ortopantomografía) que proporciona una visión más amplia de las arcadas dentarias superior e inferior y de los huesos maxilares y mandibulares. .
La aveolitis dental a veces puede imitar un cuadro de osteomielitis ; sin embargo, este último suele ir acompañado de fiebre y exudado purulento, que rara vez se encuentran en la alveolitis y requerirán tratamiento con antibióticos. Una radiografía permitirá despejar cualquier duda. Las cortinas también se desarrollaron más tarde.
También debe excluirse la presencia de un posible absceso, desarrollado debido a la presencia de un residuo radicular en el interior del alvéolo.
Tratamiento y remedios
No existe un tratamiento específico, que en consecuencia resulta ser sintomático y basado en el manejo del dolor.
En asociación con la administración oral de antiinflamatorios y analgésicos, que sin embargo solo pueden proporcionar un alivio temporal; Pueden ser útiles apósitos que consisten en gasa estéril que se coloca en el área alveolar afectada, que contiene eugenol, óxido de zinc y pasta de yodoformo. Se ha demostrado que si bien estas sustancias pueden alargar los tiempos de curación, al ser consideradas por nuestro organismo como sustancias extrañas, son muy importantes para aliviar el dolor.
Otros autores recomiendan alternativamente el uso de lavados frecuentes con solución fisiológica, rifamicina o clorexedina para mantener limpia la zona inflamatoria afectada.
Prevención
Dado que la alveolitis dental parece ser la complicación postoperatoria más común después de una extracción, se han evaluado varias opciones para encontrar un método de prevención eficaz. Se han propuesto y evaluado numerosos métodos y técnicas, pero, sin embargo, sigue siendo un tema muy controvertido, ya que ningún enfoque único ha ganado la aceptación universal de la comunidad médica.
- En los días previos a la cirugía, es de gran importancia mantener una adecuada higiene bucal, mediante enjuagues con colutorios o geles a base de clorhexidina. Este procedimiento también debe continuarse en el postoperatorio.
- En sujetos que toman fármacos anticoagulantes, se recomienda suspenderlos en los días próximos y posteriores a la operación (sujeto a opinión médica y posible sustitución por una terapia diferente).
- En el postoperatorio se recomienda evitar fumar, ya que fumar reduce el riego sanguíneo provocando isquemia tisular, disminución de la perfusión y mayor riesgo de alveolitis dental.
- Evite tomar líquidos calientes en las próximas 24 a 48 horas, ya que son una causa potencial de aumento del flujo sanguíneo local e interferencia con la organización del coágulo; por el contrario, se recomiendan bebidas y alimentos fríos, que favorecen su formación.
- Evite las acciones vigorosas, como beber de una pajita, escupir o hacer gárgaras, ya que puede crear una presión negativa en la boca y hacer que el coágulo sea más frágil.
- Mastique en el lado opuesto del tratamiento e intente usar cepillos de cerdas suaves.
Aunque son simples en esencia, estas son medidas que pueden marcar la diferencia y reducir drásticamente el riesgo de desarrollar alveolitis dental, una enfermedad rara y no grave que puede resolverse, si se trata correctamente, en unos pocos días o unas pocas semanas.
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